La pintura románica y el Camino de Santiago

Las grandes peregrinaciones contribuyeron de manera crucial al lenguaje común del románico. La meta de la devoción itinerante en el medievo cristiano eran las tumbas de dos apóstoles: Santiago en España y san Pedro en Roma, conectada con la Europa Central por la vía francesa. Ese flujo de personas creó la las condiciones para un intercambio de experiencias.

El arte occidental inició su distanciamiento de la cultura bizantina con un renovado sentido de la realidad y de la acción; por otra parte, para hacer más eficaz el mensaje, los artistas adoptaron un fascinante sistema de símbolos, que aplicaron a esquemas y episodios que tendían a repetirse. Algunas figuras (Cristo, la Virgen, los Apóstoles) se pintaban o esculpían de forma siempre similar, mientras que los animales, plantas, monstruos, dragones y figuras imaginarias, representaban vicios y virtudes humanos. La difusión de esos modelos no creó una homogeneidad estilística: al contrario, de región en región, según los materiales, las tradiciones, las exigencias locales y la presencia de artistas y clientes de fuerte personalidad, se observan notables diferencias expresivas.

Página minada del Beato de Fernando I, 1047, Madrid, Biblioteca Nacional.

La producción de miniaturas románicas españolas se centró en la ilustración del Apocalipsis: un repertorio extraordinario de imágenes fantásticas, realizadas con colores saturados y brillantes.

Alfonso VII de Castilla en el trono, miniatura del Gran Libro de los Privilegios, siglo XII, Santiago de Compostela, Archivo de la Catedral.

Durante la época románica en España, el arte cristiano tuvo contactos con la civilización islámica, que en ese mismo periodo, en Andalucía, estaba produciendo maravillosas obras arquitectónicas y decorativas.

Panteón de los Reyes, h. 1063-1100, León, San Isidoro.

León sigue siendo una de las ciudades más importantes del Camino De Santiago: el panteón real, anejo a la iglesia de San Isidoro, contiene uno de los ciclos de frescos mejor conservados y más fascinantes de la Europa románica. La pintura monumental estaba encontrando una forma expresiva específica, diferente de la miniatura y de la ilustración de los códices: las escenas se sucedían majestuosas y solemnes sobre los fondos blancos; refinadas franjas ornamentales separaban cada escena.

Y a la llegada a Santiago los profetas sonríen a los peregrinos

La entrada histórica a la catedral de Santiago, el pórtico de la Gloria, conserva esculturas del siglo XI llenas de brío y de alegría: era el saludo más deseado por los peregrinos que finalmente llegaban a la meta perseguida durante semanas: el campus stellae, milagrosamente indicado a Santiago por el brillo de una estrella. El camino hacia la tumba del apóstol Santiago en Galicia, casi en el extremo occidental del continente europeo, se iniciaba por lo general desde cuatro centros franceses diferentes, en los que los peregrinos procedentes de diversas naciones se reunían para formar comitivas y afrontar en compañía las incomodidades y los peligros del largo viaje.

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